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  • La llegada.

    Escenario: Son las 8:00 de la mañana y Moremiel ya se ha ido al cole. Voy a la cocina, me tomo unas pastillas para la alergia que me produce el polen (ayer me enteré que era alérgica, gracias a un caudal torrencial de mocos) y otra pastilla de Ibuprofeno, para este dolor de cabeza `tipo resaca´ resultado de una larga y triste noche. Pienso en volver a la cama, dormir un rato y retomar energías, pero mi cuerpo no responde; son tantas cosas las que siento que decido subir al estudio y sentarme aquí a escribir algo que le dé palabras a este cúmulo de emociones que tengo.

    Todos me dicen que darle teta a Rubiela a sus casi dos años y medio de edad está mal. Se supone que ya debería ir soltándola y poco a poco suspender el seno, que mi leche ya no alimenta nada, que la niña coje la teta de chupete y los más atrevidos preguntan si todavía me sale leche. Ya tengo callos, he aprendido a esquivar bien los dardos y a responder con una sonrisa, a no encarnizarme en debates bizantinos y a guardarme mis opiniones para gente que hable mi lenguaje y tenga la mente abierta. He recibido este tipo de "recomendaciones" desde que Rubiela cumplió su primer año y gradualmente los comentarios se fueron haciendo más y más frecuentes a medida que la beba iba creciendo, por no mencionar las miradas de asombro, asco y sorpresa cada vez que saco la teta y le doy de mamar a mi niña en público. Parece que todo el mundo tiene una opinión sobre el tema de la lactancia. Madres o no, siempre es un tema en el cual todo el mundo participa sin tener en cuenta lo que pasa entre madre lactante e hijo. 

    Cada proceso de lactancia es distinto, no hay una forma de mamar o dar el pecho porque la lactancia no se reduce a un acto, sino que es un proceso que ocupa el centro de todo un entramado de prácticas madre-hijo que se teje de manera distinta en cada díada. La teta a nosotras nos llegó con la hora de comer, que se convirtió en todas las horas a pocos días de nacida. Era la luna y la madrugada y el sueño placentero después del banquete. Con la teta llegó (sin planearlo) el colecho y con él, aparecieron infinitos amaneceres de cuevanas (cuevas hechas con sábanas) y sonrisas al despertar. Con la teta se iba el miedo, así que si estábamos en el pediatra y había que examinar, yo sacaba mi pecho y la tranquilizaba mientras el médico la oscultaba. Con la teta llegó el mar, así que cuando la primera ola revolcó a rubiela y la hizo tragar agua salada, fue la teta de mamá la que estuvo ahí para decirle "todo está bien, estoy aquí".  Con la teta logramos hacer el viaje de 14 horas de Colombia a España sin problemas, cuando la beba desconcertada por estar tanto tiempo sentada hacía un gesto de fastidio, ahí estaba la teta para consolarla y garantizarle un sueño largo y plácido. Durmió casi todo el vuelo. La teta ha sido comienzo de todas nuestras aventuras, cómo va a ser este destete?

    Llevo haciendome esta pregunta desde que Rubiela cumplió dos años. Desde hace un par de meses atras he estado barajando la idea del destete, he leído sobre ciertas pautas para hacerlo de modo gradual pero nuestra díada no ha establecido la lactancia con reglas, simplemente la teta está ahí para todo, asi que los consejos típicos de "ve reduciendo las tomas gradualmente" o "ve cambiando los horarios del pecho" no iban a funcionar, nosotras no tenemos tiempos de tomas ni horarios de pecho. Pensamos en rediseñar el papel de papá en todo esto, Rubiela se iria a la cama con él, de manera que no reclamase el pecho para dormir y si en la madrugada me buscaba, papá estaría ahí para abrazarla. Lo hicimos una noche y no hubo drama, a la noche siguiente lo volvimos a intentar y hubo tal pataleta que rápidamente saqué mi pecho y volvimos a lo de siempre... teta para quedarse dormida y durante toda la noche mamando, como para que no volviera a hacer lo de la noche anterior. Esto sucedió hace un par de semanas.

    El tema de Rubiela y la teta pareció convertirse en un problema, mientras todos hacían comentarios sobre el destete y me preguntan para cuando va a ser, y yo empecé a naturalizar la idea de que en efecto ya lo íbamos a dejar, (aunque en el fondo me consolaba la idea de que siempre iba a haber una teta al rescate cuando fuese necesario) y no tenía claro cómo. Es cierto que a veces me quejo del cansancio que me supone ofrecerle mi cuerpo sin restricciones, y que Rubiela tiene manías que me vuelven loca, (por ejemplo jugar retorciendo el otro pezón o cuando se queda dormida con la teta en la boca, en sueños muerde fuertemente el pezón y me hace gritar de dolor) pero tambien es cierto que gracias a la teta, he tenido la fortuna de criar a mi hija lo suficientemente aferrada a mi pecho como para que sea sana y felíz. He decubierto a una madre animal en mi que no conocía y me llena haber escrito este trozo de mi vida siendo consecuente con mis instintos, que no me llaman a otra cosa más que a amar a mis hijas sin medida. Gracias a la teta soy mejor mamá para Moremiel también.

    La Cetirizina esta rotundamente contraindicada en lactancia, ya que sus componentes se excretan por la leche materna y cuando tomé esa pastilla ayer por la tarde, era tal el desespero por la crisis alérgica que no me detuve a pensar en lo que sucedería después. Llegó el destete casi sin avisar y tajantemente me obligó a negarle lo que todas las noches le ofrezco para dormir, como consecuencia, hubo un llanto infinito durante toda la noche. Toda la noche. No había papá, ni Peppa pig, ni Búho que la consolara. Conocí todos los matices de llanto de mi hija en una sola noche; a veces, un llanto desesperado abriendo mi pijama a la fuerza y otras un sollozo resignado boca abajo en la cama. Pasaron las dos, las tres, las cuatro y entre pequeños intervalos de silencio llegaron las siete de la mañana hasta que rendida, se durmió. 

    No llegó como lo imaginé, en mi mente no habían lágrimas de ninguna de las dos involucradas, pero llegó el destete y habrá que aprovecharlo para diseñar nuevas maneras de acompañar a mi pequeña en sus aventuras. Todavía no tengo claro si lo deseo o no, desde luego ha sido duro para ambas dejarlo. Creo que más para mi. Son las 10:05 de la mañana y Rubiela ya se despertó. Me dice "mamiiii, mamita" y sonríe, quiere ver Peppa Pig.

    Si hubiera sabido que ayer por la mañana era nuestra última toma, te hubiera abrazado mas fuerte apretándote contra mi pecho y no te hubiera dejado ir con la abuela. Si hubiera sabido que era la última vez que te iba a dar de mamar, te hubieras quedado en mi regazo mamando todo el tiempo que quisieras y te hubiera dejado jugar con mi pelo. Fué tan cortito el tiempo de esta última toma con mamá que ahora, con los ojos en lágrimas y el cansancio de toda la noche anterior te digo con todo el amor que me cabe que aquí estoy y aquí estaré siempre.




    6 comentarios → La llegada.

    1. Me ha gustado tu historia, es magnifica.

    2. Muy emotiva tu historia, jo, estoy sensible ahora mismo ;)

      Seguidora nº 69! Te apuntas al mío?

      Algo pasa con Mary

      Muas!

    3. Me hiciste llorar de emoción...Gracias por compartir esto.

    4. Sentimiento en estado puro.
      Ánimo Angi!

    5. Ánimo! Ánimo! Tengo el nudo en la garganta, lloré como Magdalena leyendo tu post, pero ánimo! Siempre encontraremos formas de vivir conectados a nuestros chiquis.

    6. Ya te dije ! me hiciste Llorar es la cuarta vez que lo leo y sigo emotiva .

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